domingo, 24 de noviembre de 2013

El tío Tungsteno 25) El fin del romance + Epílogo

Toca explicar porque Sacks acabó siendo neurocientífico, y dejando a un lado "la química". Un final apresurado, o al menos yo tengo la sensación de que después de deleitarnos con las descripciones y consecuencias de los experimentos, en solo un capítulo introduce su percepción personal de cómo la mecánica cuántica le "estropeó" sus planes de futuro; la oposición más o menos directa de sus padres a que se dedicara a algo distinto de la medicina; la explosión de la adolescencia; y en general la pérdida de interés en lo que le había motivado durante tanto tiempo.

Vale, el título "El fin del romance" y las alusiones a lo largo de los últimos capítulos me debían haber preparado para el batacazo final..., pero yo estaba tan encantada con esa pasión desbordante de Sacks por estudiar la materia, que me he llevado una fuerte decepción con este capítulo. Menos mal que me quedaba el epílogo: ¡cuánto bien hacen esos amigos químicos (o científicos, en general)! [guiño guiño, codazo codazo], porque es a través de su amigo H. como Sacks vuelve a recuperar recuerdos e ilusiones que creía perdidos y que le movieron finalmente a escribir este libro.

Para acabar el resumen de una manera personal (y diréis, ¿más aún?), tengo la sensación de que "El tío Tungsteno" no me parece adecuado, porque fue tan importante para él su tío Dave-Tungsteno como su tío Abe, y al final, aunque ambos ejercieran su influencia sobre el niño Sacks, es él el que se va a las bibliotecas, a los museos, y a la tienda de reactivos químicos, y monta un laboratorio en casa de sus padres... Y sí, Tunsgsteno hace más bien referencia al propio Sacks debería haberse llamado "El niño Wolframio" (por esa W. detrás de Oliver).

Bueno, estoy desvariando más de lo habitual. Os propongo para debatir los temas que se me han venido a la cabeza al leer este "final no apoteósico" que no esperaba:

1. Explicarles la mecánica cuántica a los chavales. Para ello, recomiendo la lectura de este post de @2qblog, ¿Cómo les "casco" la ecuación de Schrödinger a mis alumnos? A mí me ha parecido que Sacks lo explica bastante bien en este capítulo.

2. Cómo los avances en la ciencia pueden engañar según las apariencias. Me explico: la química ha ganado mucho con la cuántica (si no que se lo digan a los Premios Nobel de Química 2013, para leer más sobre este Nobel: ¿Por qué han recibido Karplus, Leavitt y Warshel el Premio Nobel de Química?; Bailando con proteínas y el Nobel; y ¿Puede el Premio Nobel de Química 2013 salvarte la vida?), algo que ni Crookes ni Sacks podían sospechar... Y eso me ha recordado a una anécdota sobre Planck: "Al consultar al profesor de física Philipp von Jolly éste respondió que en física lo esencial estaba ya descubierto, y que quedaban pocos huecos por rellenar, concepción que compartían muchos otros físicos de su tiempo. Planck, que repuso a su profesor que no tenía interés en descubrir nuevos mundos sino en comprender los fundamentos de la física, finalmente se decidió por esta materia". (Fuente: Wikipedia) ¿Y quién iba a saber que Planck aportaría tanto a la física? ¿Y quién le hubiera hablado a Planck de laboratorios como el CERN? Así que, el desarrollo de la ciencia, en cierta manera es impredecible..., y cuando nos parece que lo sabemos todo, resulta que estábamos muy equivocados...

3. ¿Realmente es bueno introducir a los niños en la ciencia y sus maravillas, si luego van a acabar escaldados a lo Sack? (Lo sé, soy muy mala al formular así la pregunta xD)

4. Más polémica: ¿deben los padres obligar a sus hijos a estudiar una carrera determinada, o a ir a la universidad? O lo pongo más difícil (o más fácil, según se mire), ¿qué hace un padre científico si su hijo quiere hacer un máster en homeopatía, u otra pseudociencia? Mi experiencia personal es que he tenido libertad para elegir a qué quiero dedicarme, pero tengo compañeros que tenían cierta presión paterna, para estudiar Medicina, o similar... Yo agradezco y valoro lo que he tenido, y a la vez, por mucho que piense que mi hermana pequeña podría ser una gran científica, tengo que respetar "el legado" familiar, y apoyarle cuando me habla de hacer periodismo. Claro que hago trampas y me la llevo a eventos que molan, pero es que la ciencia nunca sobra, y menos en el periodismo. ¿Qué opináis al respecto?

Y ahora me gustaría que fuerais conscientes de "lo grande" que habéis hecho entre todos este proyecto. Este blog ha recibido la friolera de 14313 visitas, hay posts con 890, 600, 400 y 300 visitas; 775 comentarios en el blog; tenemos 34 seguidores; este proyecto ha participado en el Carnaval de Humanidades, en el de Química y en el de Física; hemos estado en Divúlgame, hemos conseguido (permíteme Margarita que tome tus palabras) "hacer nuestros fines de semana más científicos". Si queréis una visión global de lo que habéis construido os animo a visitar los primeros posts del tío Tungsteno: vuestros primeros comentarios, cómo hemos ido perdiendo la timidez y ya se nos ve venir como pensamos cada uno, el respeto que se respira en opiniones más contradictorias imposibles. Hemos demostrado que podemos hacer Cultura y Ciencia (sí, las dos con mayúsculas) a través de Internet, de Blogger, de Twitter ¡y lo que nos echen!, que en este mundo nuestro (Pale Blue Dot) cabemos todo tipo de personas sin que por ello tengamos que andar en guerra, hemos dado "testimonio" vivo de que la Ciencia y la Cultura pueden ser interesantes y divertidas en cualquier formato. ¿Os parece que exagero? Me he permitido bucear en mi historial de Twitter, para traeros los debates en los que no usamos el #TertuliasCiencia. (Pinchad sobre la imagen para acceder al debate completo)

Aquí más, y más


Y más aquí

Capítulo aparte con mención de honor se lo merece la sección #practicando. El buen rollo de las #TertuliasCiencia cristalizó en que @estapillao propusiera que hiciéramos algo juntos..., y nació la nueva sección. Todavía está arrancando, pero lo que no falta en ningún momento es la ilusión y ganas que le ponen (les ponéis) los que participáis. Quizá me paso de visionaria, pero ya sueño con el momento en que sea un recurso educativo de calidad que ayude mucho a profesores y alumnos. ¡Anímaos a convertirlo en algo grande! Bueno, sé que no necesito animaros, que solitos lo hacéis muy bien: mirad.

Así que por mi parte, ¡gracias por soñar con nosotros!, porque habéis hecho realidad un sueño (y no encuentro una manera de decirlo que no suene cursi ni melodramática).

Nos gustaría conocer vuestra opinión, y vamos a habilitar una sección de sugerencias, quejas y reclamaciones. Ahora llega la época de vacaciones, y os propongo si queréis, que hagamos un videoforum. Al menos yo me he quedado con la sensación extraña de no acabar de entender la personalidad de Oliver Sacks. Me suena que @lauramorron ya propuso esta idea por Twitter... ¿Os parece si vemos estas Navidades la película Despertares?. Yo me comprometo a colgar un resumen y las opiniones que me gustaría compartir con vosotros, y con toda libertad, si sacáis un rato entre turrón y turrón, pasaros y seguimos hablando, ¿ok?

Para terminar, os dejo un vídeo de "nuestro personaje":

Vía Scifri, Naukas

A partir del 11-12 de enero seguiremos con un nuevo libro: "Una breve historia de casi todo" de Bill Bryson, ¡a ver qué tal nos va sin Sacks! jeje. Si os parece y ya que esto nació en las redes sociales (en concreto en Twitter), hemos pensado que podríais tuitear vuestras impresiones con los #Momentazos en #TertuliasCiencia, y luego los recopilaremos como fuegos artificiales de despedida en otro post.

domingo, 17 de noviembre de 2013

El Tío Tungsteno: 24) Luz brillante

Grabado de Cammille Flammarion
Grabado de Flammarion, C. (1888), L'atmosphère: météorologie populaire. Paris: Librairie Hachette et cie., 808 p.

Comienza el capítulo con una cuestión metafísica: ¿cuántos elementos necesitaría Dios para construir un universo? William Prout conjeturó en 1815, al observar que las masas atómicas eran casi números enteros, que el hidrógeno con masa atómica uno era el elemento primordial y que todos los demás habían sido construidos a partir de él. A pesar de los inconvenientes que las masas atómicas con decimales planteaban, esta hipótesis era tan hermosa, tan sencilla, que muchos físicos y químicos creían que contenía  una verdad esencial.

Un sigo más tarde, un ayudante del gran Rutherford, Harry Moseley comprendió tras varios experimentos que había una propiedad del átomo más fundamental que la masa atómica, la carga del núcleo. A pesar de que su propuesta no fue aceptada al principio por algunos colegas, lo cierto es que el número atómico el número de protones del núcleoindicaba la identidad de cada elemento químico de una manera absoluta y segura (permitiendo comprender la naturaleza de los isótopos).

Los nuevos avances no hicieron sino permitir que surgieran nuevas preguntas para las que no se tenía respuesta. Quizás la más importante fuera comprender qué permitía que los elementos fueran estables, que permanecieran inmutables durante miles de millones de años. Para ello hubo que superar el modelo atómico de Rutherford (llamado del sistema solar) gracias a los trabajos de otro de sus ayudantes, Niels Bohr, quien unificó el modelo atómico de su mentor con los trabajos de Max Planck.

Bohr postuló que cada átomo tenía un número limitado de órbitas que podían ocupar los electrones cada una de ellas con un nivel de energía específico. En el “estado básico”, el menos energético, un electrón podía permanecer orbitando el núcleo de forma indefinida sin perder energía. Por otra parte, los electrones podían desplazarse brevemente a “estados estacionarios” de energía más elevada. Así, si un átomo absorbía energía de una frecuencia determinada, podía desplazar un electrón de su estado de reposo a una órbita superior, volviendo en un breve lapso de tiempo a su estado básico emitiendo energía de la misma frecuencia que la absorbida.

Los experimentos corroboraron los postulados teóricos de Bohr y ello permitió avanzar en la comprensión de la teoría cuántica. A medida que la carga del núcleo aumentaba ―su número de protones― había que añadir un número igual de electrones para que la carga del átomo siguiera siendo neutra. Sin embargo, esta suma se hacía de manera jerárquica y ordenada: primero se ocupaba la órbita de menor energía y así de forma sucesiva. De esta forma se logró comprender que las órbitas de Bohr se correspondían con los periodos de Mendeléiev: la tabla periódica de los elementos cobraba un nuevo significado.
De este modo, la posición de cada elemento en la tabla periódica representaba el número de electrones de sus átomos, y la reactividad y unión de cada elemento podían verse en términos electrónicos, según los electrones que había en la órbita exterior, los así llamados electrones valencia.
Oliver describe la sensación que le causó comprender la profundidad de estos descubrimientos: “Todo era divinamente hermoso, lógico, simple, económico, el ábaco de Dios en funcionamiento”.

Ahora cobraban significado el poder, por ejemplo, de la luz azul o violeta (una luz de onda corta) para velar una película fotográfica frente a la luz roja o de onda larga. Gracias a las conclusiones de Bohr y Planck, comprendió que un cuanto de luz de onda corta poseía más energía que uno rojo; así como un cuanto de rayos X o rayos gamma tenía aún mucha más energía. Cada átomo o molécula precisaba cierto nivel específico de energía para provocar una reacción.

Una vez comprendido el funcionamiento de los átomos, el planteamiento del funcionamiento de las estrellas del universo era el siguiente paso lógico. Las reacciones químicas no podían explicar la enorme energía de radiación de nuestro Sol; tampoco la radiactividad parecía una fuente plausible de energía así que, ¿cuál podía ser el origen de las estrellas?

Hasta 1929 no surgió la idea de la energía termonuclear: la de que los átomos de los elementos ligeros, dada la enorme presión y temperatura del interior de las estrellas, podían llegar a fusionarse para generar átomos más pesados que los del hidrógeno. Había que bombear una enorme cantidad de energía hacia el interior de los núcleos ligeros para lograr su fusión, pero una vez que sucedía, se liberaba más energía aún, lo que provocaba una retroalimentación y la nueva fusión de más y más elementos.
Así, mediante una emocionante convergencia, se solucionaban al mismo tiempo dos antiguos problemas: el brillo de las estrellas y la creación de los elementos. Bohr había imaginado una Aufbau [del alemán Aufbauprinzip: principio de construcción] una construcción de todos los elementos comenzando por el hidrógeno, como un modelo puramente teórico, pero resultaba que tal Aufbau tenía lugar en las estrellas. El hidrógeno no era sólo el combustible del universo, era su componente básico, el átomo primordial, tal y como Prout había pensado ya en 1815.

De nuevo como hiciera Juan Carlos la semana pasada, no voy a proponer unas cuestiones formales para el debate. Creo que este capítulo es lo suficientemente bello e interesante como para que cada uno exponga lo que mejor le parezca.

En mi caso, me ha dejado un regusto amargo porque es me ha dado la sensación de ser el eslabón que viene a cerrar una cadena. No solo por la circularidad de la exposición (de Prout a Prout) sino porque creo que Oliver, al llegar a este punto, ha cerrado un ciclo en su vida.

Del mismo modo me ha dado mucho que pensar: ¿no tendrían razón los antiguos alquimistas cuando afirmaban que era posible transmutar unos elementos en otros? Técnicamente la física nuclear dice que sí: añadiendo o quitando protones a un núcleo lo podemos transformar en el de otro elemento, aunque el método pueda ser enormemente difícil y costoso.


domingo, 10 de noviembre de 2013

El Tío Tungsteno: 23) El mundo liberado

Una vez más Oliver Sacks nos muestra su faceta de lector voraz, el nombre del capítulo "El mundo liberado" es el nombre de un libro de H. G. Wells.

Vamos al resumen.

El capítulo comienza explicando los primeros avances en la comprensión de la radiactividad. Rutherford y Soddy fueron capaces de darse cuenta de la "transmutación" de los elementos (y de explicar las leyes que sigue la desintegración). Que los elementos no fueran inmutables fue un duro golpe al "cuerpo" de conceptos científicos aceptados en aquellos tiempos, aunque cosas como el periodo de semidesintegración servían para justificar que la Tierra tenía una "edad" comparable a la que se deducía de la teoría de Darwin. Esos nuevos conceptos también sirvieron para justificar la inmensa emisión energética que desarrolla el Sol (aunque eso lo trata en la última parte del capítulo)

También quiero resaltar de esta parte que sus explicaciones sobre la ionización del aire por parte de las partículas alfa y los efectos más notables sobre las pantallas fluorescentes de las partículas beta me han encantado, son bastante "pedagógicas". Por otro lado nos habla de los jugueticos que usaban en aquellos tiempos, explicarle el "espintariscopio" a los alumnos en las clases no tiene desperdicio, ¡creedme!

Después el capítulo se centra en el descubrimiento de la estructura atómica. Nos habla del experimento de Rutherford, nos explica como una observación que muchos consideraron despreciable (la mínima desviación de algunas partículas alfa al atravesar finas películas metálicas) a él le hicieron investigar.
Os enlazo un vídeo que hicieron mis alumnos hace unos 4 años. Creo que resume muy bien los modelos atómicos, la lástima es que las leyes de protección del copyright le han quitado el sonido, ¡era la música de la guerra de las galaxias! Puedes cargar la música desde este enlace http://www.youtube.com/watch?v=eLwavYWbPGw y así verlo tal y como ellos lo crearon.



El capítulo termina con las sensaciones que se despertaron en él cuando se enteró realmente de los efectos de las bombas atómicas, esa parte me ha emocionado porque este verano, leyendo "el invierno del mundo" he tenido la sensación de que la masacre se podía haber evitado, no el lanzamiento, pero si la masacre (y que la consecuencia más evidente fue que, inevitablemente, los rusos tuvieron que buscar también las armas nucleares para que existiera un equilibrio de fuerzas).

Y de qué propongo que debatáis, de lo que habéis pensado al leer el capítulo. En mi resumen ya he dejado parte de las cosas que yo he sentido al leerlo, además de lo que ya habéis leído:

Me ha parecido evidente que, pese a lo absurdas que les puedan parecer algunas teorías a los científicos, acaban aceptando (aunque en algunas ocasiones tardan un poco) las que son acordes con los datos experimentales (que son los verdaderos criterios de autoridad).

Por otro lado, he tomado nota mental de la parte donde habla de la edad de la Tierra y de como se puede justificar la emisión de luz del Sol. No es que no lo supiera, es que creo que es un ejemplo muy bueno de como la religión mete la pata al opinar de cosas distintas a las metafísicas. Es triste que algunas religiones tengan una carga pseudocientífica, eso hace que yo no respete esas religiones.

Por último siempre que leo cosas como las redactadas en el experimento de Rutherford me acuerdo de lo que en más de una ocasión he oído a otros "los investigadores principales no deben de estar solo en los despachos porque ayudantes y alumnos podrían pasar por alto algún hecho curioso que podría significar grandes adelantos".

Nota: no olvidaros que solo quedan dos capítulos, me gustaría que alguien los hiciera (y él que haga el último que haga algo especial).
Yo voy a estar muy liado porque quiero saber qué opináis de lo que hemos hecho durante prácticamente un año, qué opináis de continuar o no, qué libro sería el más conveniente para continuar si así lo decidiéramos...
Por otro lado, @deibitbanon y @estapillao están con #practicando. El proyecto es complejo pero @jlmgarvayo ha demostrado en el post "Practicando en las Tertulias Literarias de Ciencia. El ludión" que realmente merece la pena.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El Tío Tungsteno: 22) Cannery Row

Oliver no olvida la tabla
En este capítulo Mr Sakcs nos hace un guiño, elige como título el nombre de un libro que le influyó mucho.

Comienza recordando las vacaciones en la Suiza neutral para relajarse (llegando al éxtasis) en un país sin guerra.
En esa época se produce en él un cambio interno, se atreve a dar un pequeño concieeto y descubre que al estar frente al público además de darles algo él también recibe.

Empezamos a descubrir porqué no se hizo químico:

Por un lado el profesor Pask consiguió motivarlo y mantener su atención en la Biología, aunque no logró monopolizar los interereses de "nuestro héroe". El "proyecto calamar" lo devuelve un poco a la realidad, una cosa es planear un experimento y otra llevarlo a cabo. Al fín le sale mal una cosa, que ya iba siendo hora. Pero esto no lo detiene, planea un granja de tunicados para conseguir vanadio...aunque desiste antes comenzar el holocausto de urocordados (pincha el enlace anterior).

Por otro lado, lo orgánico estaba entrando en su vida. Los cambios propios de la edad modificaban su cuerpo y su pensamiento. Su adoración por la ciencia como orden y belleza formal se enfrenta a lo humano y lo personal donde irrumpen con fuerza la música y la poesía. Joseph Louis Proust deja hueco a Marcel Proust hasta tal punto que crea junto a sus amigos una sociedad literaria de gran éxito. Sin embargo el director la cierra sin dar explicación alguna, aunque no es de extrañar cuando lees algunas de las explicaciones de Oliver.


Termina el capítulo enamorado de la Biología marina gracias a Pask y a un libro que leyó, Cannery Row del premio Nobel Steinbeck. Llegando al punto de intentar entrar en varios laboratorios de esta materia en EEUU, incluyendo el del Monterey donde trabajaba el profesor que inspiró uno de los protagonistas del libro.



Como últimamente los temas propuestos divergen un poco de lo visto en los capítulos, y bien que lo disfrutamos, voy a intentar ceñirme un poco al hilo argumental pero sin dejar de relacionarlo con la actualidad, seguro que no lo consigo. Espero que vosotr@s las llevéis al terreno que os apetezca.

Empiezo con una provocación:
Con la pubertad empezó a cambiar la química por otras ciencias, ¿crees que la química es la ciencia pura y que cuando se mezcla con lo mundano aparecen las demás?.
Vaaaale me he pasado, lo tacho.
Reformulo:
¿Crees que a la ciencia le falta relación directa con la realidad?, entendiendo realidad como lo que observa la mayoría de las personas.
¿Dónde podemos recuperar los amantes de la ciencia el contacto con el resto del mundo?(Si asumimos que somos diferentes)
Ejemplo: por mucho que seamos capaces de explicar algo de forma fantástica no tenemos nada que hacer frente a Dynamo, y él solo engaña. ¿La divulgación debe empezar por llamar la atención?
En el capítulo muy pocos pueden seguir el ritmo de profesor Pask, ¿esto ha sido así siempre y no tenemos nada que hacer? ¿La ciencia es para unos pocos?

Sigo con otra:
Ahora los directores también podrán hacer y deshacer a su antojo con las grandes ideas de Wert, ¿crees que se ha inspirado en esta época para hacer su reforma?.
Bueeeno, relajo la cuestión. Encontramos directores y profesores estrictos (ajustados a ley y que no toleran la interpretación) y a Lord Rothschild (el de la estación biológica marina abarrotada de estudiantes) como extremo opuesto por su trato con los que acudían a ver cómo trabajaban. Todos hemos tenido profesores de ambos tipos y, curiosamente, consideramos a algunos como buenos sin importar la distinción anterior.
A las cuestiones:
¿Un profesor o divulgador debe caer bien para hacer bien su trabajo?
¿Las actividades centíficas deben ser divertidas?
Y la más difícil para mí, ¿somos conscientes de que lo que consideramos buena divulgación puede no estar al alcance de neófitos?¿Nos falta un eslabón?¿La ciencia es para unos pocos?

Parece que mis dudas se resumen en una sola pregunta.

Para terminar dos cosillas:
- Debemos ir pensando en qué haremos cuando se nos terminen los capítulos
- La actividad paralela #practicando está a la espera de que alguien proponga la tercera práctica ¿os animáis?