domingo, 22 de junio de 2014

Una breve historia de casi todo: 24) Células


Antes de empezar a comentar he de deciros que este capítulo me ha gustado mucho. Lo cual me lleva a pensar que como es un tema totalmente desconocido para mi, exceptuando aquellas clases del bachillerato en las que el profesor dedicaba parte de la misma a dibujar en la pizarra la célula con sus "coloritos", puede haber sido ese el motivo. Lo que me confirma una vez más en que este es un buen libro (con sus pegas y fallos, como todo en esta vida) que permite despertar el gusanillo y dibujarnos un panorama general para que cada uno profundice luego en aquello que más le haya llamado la atención. Resumiendo que he disfrutado con el capítulo. Ya me contaréis vosotros qué tal.

A lo largo del resumen que he hecho encontraréis frases en negrita y subrayadas, son comentarios míos acerca de cuestiones que me han llamado la atención y que pueden servir como hilo para debatir además de cualquier otro que se os ocurra.

Comienza Bryson explicándonos que "todo empieza con una sola célula" que mediante divisiones sucesivas (42) terminarán formando todas las células que configuran un ser humano, unas 10.000 billones. Cada célula lleva, cual manual de instrucciones, una copia completa de tú código genético y cada una de ellas "sabrá" cual es su cometido. Bryson dice que cada célula es una especie de milagro, reconozco que no me gusta esa definición y aunque lo argumenta diciendo que hasta "las más simples superan los límites del ingenio humano" sigue sin gustarme.

A continuación nos da una serie de datos, empezando por la diferencia de tamaño de un espermatozoide frente a un óvulo, 85.000 veces mayor este último. La media de tamaño de una célula está en unas dos centésimas de milímetro pudiendo llegar algunas a más de un metro, como es el caso de las células nerviosas. Su vida no suele ser superior al mes con algunas excepciones como las del hígado que pueden durar varios años y las células cerebrales "que duran lo que dures tú".
Bryson nos comenta que "se ha dicho que no hay ni un solo pedacito de cualquiera de nosotros que formase parte de nosotros hace nueve años". A mi esto me plantea  cuestiones filosóficas acerca de la identidad individual.

El pionero en la descripción de las células fue Robert Hooke, sí, aquel de la agria disputa con Newton por la Ley del Cuadrado del Inverso. Hooke nos descubrió que había todo un mundo microscópico que se nos había escapado. Es curioso que en aquellos tiempos el ser humano estuviera ampliando simultáneamente sus conocimientos de lo grande (el sistema solar) y lo pequeño (las células). ¡¡Menuda ampliación del horizonte del conocimiento!!

Fue el propio Hooke el que nombró a las células, llamándolas así porque al observar las pequeñas cámaras microscópicas de las plantas le recordaron las celdas de los monjes. Aunque los microscopios llevaban ya un tiempo en uso, los de Hooke, que era un "manitas", conseguían aumentar los objetos hasta treinta veces, todo un avance para la época (s. XVII). Pero realmente el gran avance vendría apenas una década después de la mano de un comerciante de paños de nombre Leeuwenhoek. Sin apenas estudios oficiales y al margen del mundo científico oficial Leeuwenhoek, con un gran genio técnico, envió casi 200 informes a la Real Sociedad de Londres para el asombro de los allí presentes (incluido Hooke). Iban acompañados de unos dibujos con ampliaciones de hasta 275 veces. Además Leeuwenhoek construía un instrumento específico para cada observación con gran maestría y paciencia y eso que observó innumerables sustancias (moho, células sanguíneas, dientes, cabellos, saliva etc...).

Algunos, animados por los descubrimientos de Leeuwenhoek se dedicaron a hacer sus propias observaciones llegando incluso a "descubrir" cosas que no existían. Nicolaus Hartsoecker llego a ver "hombrecillos preformados" en células espermáticas que llamó "homúnculos". Sinceramente este afán por descubrir y dejarse llevar tal vez por la imaginación me ha recordado la historia de los canales de Marte.

 En 1831, se descubrió el núcleo de la célula, de la mano del botánico Robert Brown. Y posteriormente Theodor Schwann planteó la idea de que toda la materia viva era celular, cosa que no fue aceptada de inmediato como suele ocurrir en muchas ocasiones como nos demuestra la historia de la ciencia. Finalmente, con  Louis Pasteur quedó demostrado que la vida no puede surgir de manera espontánea sino que necesita de células preexistentes.

A continuación, Bryson se introduce en la célula para mostrarnos todo su interior con su "actividad por todas partes y un repiqueteo constante de energía eléctrica". Dentro de su estilo hace una serie de comparaciones de esas que gustan a unos y disgustan a otros. Si los átomos tuvieran el tamaño de un guisante una célula sería una esfera de 800 metros de anchura con una actividad frenética donde cada filamento de ADN es atacado una vez cada 8,4 segundos, con sus consecuentes "reparaciones". Dentro de la célula encontramos proteínas, enzimas (un tipo de proteínas), lisosomas, endosomas, ribosomas, mitocondrias etc... He de decir que me ha sorprendido el número tan alto de mitocondrias que puede albergar una sola célula ¡¡Hasta 1000!! Siempre me quedé con la idea de una o dos mitocondrias. Supongo que el profesor no podía haber dibujado mil por célula y si lo mencionó no debí prestar atención. Ellas son las encargadas de transformar el alimento y el oxigeno (una vez procesados) en una molécula llamada ATP, que son básicamente paquetitos de baterías que proporcionan energía para los procesos celulares. Una célula típica tiene unos 1.000 millones de moléculas de ATP que gasta en apenas dos minutos.

Cuando las células no son necesarias mueren, en un proceso programado denominado apoptosis. La célula se "desarma" y sus elementos constitutivos son devorados. Miles de millones de células mueren diariamente. Una célula también puede morir de forma violenta como causa de una infección o lo que es peor que empiece a dividirse de forma descontrolada y a proliferar dando lugar al cáncer. Aunque como dice Bryson "lo asombroso de las células no es que las cosas vayan mal a veces sino que consigan que todo vaya bien durante décadas". Y la verdad es que nuestro cuerpo (y el resto de animales y seres vivos en general) es una sinfonía en la que las células tienen que comunicarse entre si y coordinarse de una manera asombrosa, y todo ello gracias a una molécula llamada ADN... y llegados a este punto y como si se tratara de un cuento de "Las mil y una noches" Bryson nos remite al capítulo siguiente...

Y hasta aquí el resumen. Quiero pedir disculpas por los errores que haya podido pasar por alto en la lectura del capítulo y que seguro me he limitado a repetir aquí debido a mi ignorancia en el tema. Así que no os cortéis y darle caña a Bryson y a mi mismo que para eso estamos aquí, para profundizar, debatir y aprender. Y como he dicho antes espero que mis comentarios a lo largo del resumen puedan servir de guía para la tertulia.

Gracias a todos y un saludo.


4 comentarios:

  1. Si, es un capítulo tranquilo, ya era hora, y si Dani lo resume bien, mejora.

    Aunque la idea de milagro tampoco la comparto, lo entiendo como una metáfora y no me enfado ;-)
    Como a Dani, me encantan las historias de los comienzos de una rama de la ciencia. Los homúnculos son de mis favoritos y ahora más con la idea de la posible relación con un pintor que de golpe mejora mucho su técnica.
    Gracias Jorge por el enlace al libro, había oído algo de él y promete.

    Respecto a las cuestiones filosóficas acerca de la identidad individual, estoy deseando que las plantees.
    Si bien debe estar claro el ritmo de descomposición de las células humanas, lo de los 9 años es sin duda una estimación y así la tomo. Yo tengo partes del cuerpo más jóvenes y otras mucho más envejecidas. De unas partes saldrán huyendo las células y en otras se vive tan bien que no se van de apoptosis ni de coña.

    Yo tampoco recordaba lo de la cantidad de mitocondrias, debí olvidarlo porque ya leí el libro hace tiempo. No me quedan dudas después de las imágenes, gracias de nuevo

    Me ha gustado la parte en la que describe el lío de las proteinas en las células. También me ha quedado ese inmovilismo de los dibujos en la pizarra.

    Hasta luego

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  2. Gracias por el resumen Dani y gracias por los enlaces Jorge.

    Sigo liado y todavía no he podido leer el capítulo (pero si el resumen y los comentarios, XD). Y de ellos saco una primera reflexión:
    "Como bien dice Santos, con las imágenes no quedan dudas; como se intuye en las palabras de Dani, se nos quedan metidas ideas erróneas debido a cómo nos lo explicaron. Realmente los profes deberíamos de utilizar mucho más los recursos que existen (eso sí los políticos nos deberían de dotar de material TIC, de formación en ellos -y en pedagogías asociadas- y deberían de implantarlos con lógica -y no según premisas electorales como ocurre ahora, lo mismo vale para el bilingüismo-) y para encontrarlos me reafirmo en la opinión que las interrelaciones web 2.0 que aparecen a través de proyectos como este y como otros son fundamentales, ya que nadie puede ser experto en todo (Dani detecta un problema, Jorge propone una solución y Santos evalúa dicho recurso y lo aprueba para su uso -hay que joderse, ¡que grandes sois!-)".

    Un saludo y comentaré cuando lo lea.

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  3. Yo tampoco lo recordaba, pero en el fondo "tiene sentido": si es el motor de la célula, debería haber más de dos para tener suficiente energía, ¿no? Os dejo un artículo muy bueno de las mitocondrias: Motores del pensamiento

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  4. Pues yo que he detectado que me chirriaba es sobre las neuronas. Me parece que estudios no tan recientes demuestran que sí hay neuronas que se forman más adelante... Que me corrija alguien experto.

    A mí me ha gustado especialmente, quizá porque tiene relación con lo que estudio/trabajo, la historia del microscopio, que quiero investigar más; y como describe la membrana celular lipídica (¡mis liposomas!).

    Por último todo el capítulo (que me ha gustado mucho) me recordó a un proyecto que seguro que todos los presentes conocéis, The Oobik

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