sábado, 8 de febrero de 2014

Una breve historia de casi todo: 5) Los coleccionistas de piedras





Y “Una breve historia de casi todo” empieza con la Geología, en uno de mis dos capítulos favoritos de este fabuloso libro de divulgación.

Me presento, soy Marta Pérez Folgado, geóloga y profesora de instituto, no tengo blog pero si cuenta de twitter (@ikutram) y estáis leyendo el resumen del capítulo 5, “Los coleccionistas de piedras”. Como ya podéis deducir, soy muy fan de este texto, tanto que habitualmente lo he venido mandando como libro de lectura a los alumnos de 4º de la ESO (al menos hasta que RBA decidió quitar la edición de bolsillo, debo decir). A los alumnos les envío un cuestionario que tienen que rellenar. En este quinto capítulo les pido que me comenten lo que les ha parecido más curioso, y por otro lado lo más importante, de cuatro grandes personajes: James Hutton, John Playfair, Charles Lyell y William Thomson (AKA Lord Kelvin).
Frontispicio de la segunda edición americana del libro Principles of Geology (Charles Lyell, 1857), mostrando los orígenes de los diferentes tipos de rocas.

De ellos, y de algún otro, nos habla Bryson en este capítulo, contándonos tanto su papel principal en el nacimiento de la Geología, como otras curiosidades que también conforman su historia, si bien no suelen aparecer en los libros de texto al uso, como la afición de Charles Lyell a sentarse en posturas insólitas cuando estaba pensando, por ejemplo. Los pequeños detalles nos ayudan a recordar los grandes, y es uno de los grandes logros de (no ya este capítulo sino) este libro.

El mayor geólogo del siglo XVIII fue James Hutton, y su libro Theory of Earth marcó todo un hito… ¡aunque casi nadie se lo leyera! Resulta que a Hutton no había quien le entendiera cuando escribía, por muy preclaras que tuviera en su cabeza las ideas sobre los ciclos de erosión del relieve y formación de montañas, y la necesidad de una ingente cantidad de tiempo para que se completaran. Con estas ideas, Hutton era plutonista, claro, y no neptunista. Los neptunistas intentaban la explicar la presencia de fósiles en las más altas montañas por sucesivas enormes inundaciones (neptunista de Neptuno, el dios de los mares). Estas eran las dos facciones enfrentadas en época de Hutton, como luego lo serían el catastrofismo y el uniformitarismo en época de Charles Lyell. Por cierto, si después de leer a Bill Bryson queréis profundizar en las disputas geológicas de los siglos XVIII y XIX os recomiendo el libro “Grandes controversias geológicas” de Anthony Hallam (1985, Ed. Labor).

Afortunadamente para la historia de la Geología, John Playfair era amigo de Hutton, entendía y sabía hacer entender lo que él quería decir, y publicó “Ilustraciones de la Teoría Huttoniana de la Tierra”, a principios del s. XIX, cuando comenzó la verdadera afición por el estudio de la geología. Es increíble como la Geological Society llegó a tener casi 800 miembros en 1830 (todos hombres británicos blancos de buena posición, por descontado), para temor de la Royal Society, y como a las charlas de estudios geológicos asistían miles de personas.

El reverendo William Buckland, de extraña personalidad y más razonable como religioso que muchos creacionistas del siglo XXI, despertó la pasión por la geología en Charles Lyell, para muchos el verdadero padre de dicha ciencia, en algunos aspectos porque consiguió ser mucho más leído que Hutton. Su libro Principles of Geologyacompañó a Charles Darwin en su viaje en el Beagle, haciéndole entender el concepto de tiempo geológico, tan necesario para la selección natural, no digo más.

Y aparte de centrarse en los personajes, Bryson nos relata como a lo largo del siglo y gracias a muchísimo trabajo de campo, se va “rellenando” el tiempo y el espacio geológico (con edades, rocas y sedimentos). Se va ordenando y poniendo nombre a eones, eras, periodos y épocas. De las del Cenozoico se encargó el propio Lyell (Oligoceno, Plioceno, Mioceno, Pleistoceno) y otras ya llevaban años establecidas (Cámbrico, Silúrico, Devónico, Jurásico, etc.), a veces después de arduas discusiones. El tiempo es sincrónico, pero las formaciones rocosas no siempre lo son, y menos entre continentes, lo cual complicó el tema considerablemente. Todo ello alrededor del debate de fondo de la edad de la Tierra, que a estas alturas ya estaba claro que debía ser mucha, mucha más de la inicialmente pensada. Desde luego muchíiiiisima más de los alrededor de seis mil años que deducía en 1650 el arzobispo Ussher de la lectura de la Biblia.

Termina el capítulo con la historia de Lord Kelvin, apasionado, longevo e importantísimo científico en múltiples ramas, que, pese a aplicar correctamente el método científico con los conocimientos de la época, erró estrepitosamente en sus cálculos de la edad de la Tierra. Las razones estaban en el desconocimiento de la radioactividad como fuente de calor y el hecho de que éste se trasmite sobre todo por convección y no por solo por conducción como Kelvin pensaba. Su reputación y obstinación en defender sus datos hizo flaco favor al progreso de la Geología y de la aceptación de la Selección Natural de Darwin. La Paleontología casi en bloque le contradecía, no obstante, y de fósiles y sus descubridores irá el siguiente capítulo...
Espero que me comentéis qué os ha parecido a vosotros el capítulo. Un gran saludo.


PD: aprovecho este espacio para presentaros la V edición del Carnaval de Geología, que está abierta hasta el 16 de febrero, y que en este caso se aloja en el blog de @CarolusDixit. Aunque no ha sido idea mía, me parece fenomenal darle promoción por #TertuliasCiencia a los diferentes carnavales ya que en los capítulos de este libro se tratan diferentes ciencias. La (a veces olvidada) geología en general, y estos carnavales blogueros geológicos en particular bien merecen su rinconcito de difusión :)
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PD2 (actualización domingo 9 febrero): esta entrada participa en el V Carnaval de Geología, alojado aquí por @CarolusDixit.

19 comentarios:

  1. De verdad, que gran resumen. Este capítulo me ha encantado por varios motivos, aunque quizás el más importante sea que entramos en un campo de la ciencia que comprendo mejor que la astrofísica, además de estar plagado de curiosas anécdotas sobre la vida de grandes científicos. Me quedo con esta estupenda conclusión de Marta: “los pequeños detalles nos ayudan a recordar los grandes”.

    Para la extensión del capítulo, creo que Bryson ha sabido resumir bastante bien el estado de la cuestión geológica en los siglos XVIII y XIX. Como sucedió en otras ramas del saber en esta época vemos el comienzo de la andadura del método científico: se plantea el problema de que no hay una explicación al hecho de que haya conchas de moluscos y otros fósiles marinos en las cumbres de las montañas. Pues bien, busquémosle solución. Se exponen diversas hipótesis y se recopilan datos sobre el terreno para comprobar su validez, creándose dos “escuelas” de opinión diferentes acerca del fenómeno. Aunque nos pueda parecer que aún pesa sobre algunos de estos grandes hombres la losa de las creencias religiosas que les hacen llegar a conclusiones “absurdas” para nosotros, podemos decir que éste es un sesgo como cualquiera de los muchos que puede haber en la actualidad a la hora de encarar una investigación. En cualquier caso, se fueron planteando nuevas preguntas que requirieron nuevas formas de afrontarlas.

    En el ámbito de las anécdotas, no es del todo cierto que Darwin considerara a Buckland un “bufón”. En su autobiografía dice literalmente:

    “conocí a todos los geólogos destacados en el momento en que la geología avanzaba con pasos triunfales. Me agradaba la mayoría de ellos, excepto Buckland, que, a pesar de ser una persona de buen humor y poseer un carácter excelente, me pareció un hombre vulgar y casi tosco”

    Al igual que Lyell acompañó al bueno de Buckland en su recorrido por Escocia (corría el año 1824), viaje que hizo que dejara sus estudios de derecho para dedicarse por entero a la geología, Darwin hizo lo propio en 1832 junto al gran geólogo Adam Sedgwick (en su caso por norte de Gales).

    De hecho Darwin, durante su segundo año de estudios en Edimburgo, asistió a las clases de Robert Jameson sobre geología y zoología, aunque las consideró increíblemente aburridas. Ya en Cambridge no asistió a las clases de Sedgwick, algo de lo que se arrepintió al reconocer que "de haberlo hecho, habría llegado a ser un geólogo antes de lo que tardé en serlo”. Este viaje de investigación geológica le llevó a escribir: “A pesar de haber leído varios libros científicos, nada hasta entonces me había hecho constatar plenamente que la ciencia consiste en agrupar datos para deducir de ellos leyes o conclusiones generales”.

    Otra cuestión que también me ha llamado la atención ha sido la idea que deja Bryson de que la nomenclatura geológica es un caos. En la actualidad (y también cuando se escribió el libro) contamos con la Comisión Internacional de Estratigrafía (http://stratigraphy.org/) que tiene entre sus principales objetivos un proyecto iniciado allá por 1974: establecer un estándar multidisciplinar y una escala de tiempo geológico que facilite las comparaciones paleontológicas y geobiológicas entre diferentes regiones. Para ello se han establecido patrones obtenidos con criterios estratigráficos rigurosos y con ayuda del registro fósil, denominados secciones y puntos de estratotipos de límite globales (GSSP). Casi anualmente se publica una nueva carta estratigráfica con las diferentes dataciones.

    Ya me estoy alargando mucho pero no quería dejar de señalar que he echado en falta que se mencionase con algo más de profundidad el trabajo de Louis Agassiz, quien dio en el clavo al explicar la presencia de grandes bloques de piedra en los lugares más insospechados (me refiero a los bloques erráticos o rolling stones). Pudo concluir acertadamente que esas grandes rocas formaron parte de los glaciares que cubrieron gran parte de la Tierra en el pasado. Había descubierto las glaciaciones.

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  2. Bienvenida Marta y gracias por resumir y ampliar el capítulo de forma que te dan ganas de más.

    Lo que más me ha llamado la atención he sido el papel de la iglesia. Buckland inicia a Lyell y Ussher busca la forma de que religión y ciencia no se separen(aunque de forma un poco patatera). La influencia de la iglesia era tan grande que Buffon tuvo que retractarse de su propuesta sobre la edad de la Tierra. Sin embargo hay que agradecer su interés por avanzar en el conocimiento, esta vez no me voy a meter con la religión.

    El que fallasen en la datación de la Tierra por falta de datos es bastante normal, los avances no se producen en el momento que más interesa a la ciencia.

    Por si le faltaba algo al resumen tenemos a José Luis completando y matizando.

    En este caso me da un poco de rabia no saber más del tema para aportar, seguiré atento el resto de comentarios ávido de conocimientos.

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  3. Pues... sin palabras me hallo... Entre Bryson, @ikutram y José Luis no sé muy bien por dónde empezar xD Confieso que he empezado a leer el libro por el capítulo cuarto, así que solo he leído el principio de la introducción, y los capítulos 4 y 5, así que mi primer contacto con Bryson ha sido hace algo más de una hora o dos. Partiendo de esa base puedo decir: que ha conseguio atraparme con ese estilo anecdótico y trepidante que mezcla ciencia con las más curiosas anécotas. Y sin embargo, me parece un tono demasiado "disperso", por ejemplo, me he perdido con Hutton, porque en el capítulo anterior de las medidas hay un Hutton matemático que descubre las curvas de nivel, y en este un Hutton geólogo. Puede que esté espesa pero he tardado en darme cuenta de que eran dos personajes distintos no relacionados. Y aunque no pudiera comprobarlo... la verdad es que ciertos datos levantaban mi alarma de querer comprobarlos, pero José Luis me ha quitado esa labor con la excelente recopilación acerca de Darwin y del GSSP: me descubro.

    El resumen de @ikutram me ha interesado tanto como la lectura de este capítulo, es decir, muchísimo, y eso ya es un meritazo cuando "abandoné" la geología en 2-3º de la ESO. Una pena porque me gustaban los temas de la formación de las rocas (al revés que al resto de mi promoción), pero nunca es tarde y me lo he pasado pipa leyéndoos. Y @ikutram, te animaría a empezar con un blog: escribes muy bien, y la geología es un campo en el que necesito culturizarme xDD

    Tampoco tengo mucho que aportar... Salvo que me ha gustado que la mayoría de grandes geólogos que han pasado a la historia en letras de molde, no empezaran siendo geólogos, sino que estudiaran derecho, que fueran clérigos y aristócratas que salían al campo a recolectar piedras. ¡Ay!, qué envidia de la mala :P ya me gustaría que nuestra sociedad experimentara algo parecido: seguro que saldríamos ganando todos (los científicos, y los recién convertidos científicos, así como los que ni por esas se sintieran atraídos, y en general, la humanidad entera). Me ha llamado la atención que hubiera clérigos protestantes, que como acertadamente, señala @ikutram son más razonables que los creacionistas modernos, y que solo hubiera un caso (el de Ussher) que decidiera interpretar la Biblia de forma literal. Ha sido también una grata sorpresa.

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  4. Chulísimo el resumen, Marta. Me encanta que te hayas animado a realizarlo. Si el capítulo de Bryson está bien (aunque desde mi punto de vista tiene un defecto) tú resumen es realmente un resumen de lo que quiere transmitir en el libro (aunque quizás te falte uno de los objetivos, o al menos a mi me lo ha parecido....). Empecemos

    Lo primero dos detallitos que no quiero pasar de comentar. Por un lado tu frase "Los pequeños detalles te ayudan a recordar los grandes" es sencillamente genial, como ya han comentado otros. Por otro lado cuando Bryson dice que "a mitad del siglo XIX la gente ilustrada sabía que la Tierra como mínimo tenía varios millones de años de antigüedad" me acordé de otra obviedad que por alguna razón a la redacción de la historia no ha pasado (creo) de la manera correcta: "las personas ilustradas (y los marineros) desde tiempos de los griegos sabían que la tierra era curva" ¿opináis lo mismo?

    Y ahora al meollo, yo creo que Bill Bryson intenta centrar tres ideas en el capítulo, los inicios de la geológía (como genialmente ha resumido marta), la complejidad de la nomenclatura geológica (creo que aquí ha fallado el autor, muchas gracias por la aportación, José Luis) y la tercera lo que nombra de pasada Dolores pero en la que yo me quiero detener "las reuniones de personas alrededor de la Ciencia" (Marta esto es lo que creo que no has resaltado lo suficiente :-P jajaja...)

    Lamento llevarte la contraría Dolores, pero no entiendo porque dices "envidia de la mala". Puede que yo esté equivocado pero creo que realmente lo mismo que pasó hace 200 años con las sociedades científicas está ocurriendo ahora gracias a internet y a los medios de transporte. Creo que por todos sitios nos estamos organizando, preparando eventos a los que asiste cada vez más público (pero que si no asisten tampoco es para preocuparse porque sabemos que es lo correcto y lo volvemos a intentarlo). Surgen pequeños grupos que cristalizan en grandes proyectos: Naukas, ADCMurcia, Hablando de Ciencia, JoF, Desgranadociencia, Ciencia en el bulevar... Estamos divulgando cada uno en nuestro ámbito todo lo que podemos (anoche me dijeron que parte de mis argumentos los habían leído en otros sitios, casi nadie de las personas que cenó conmigo dudaba ya que la homeopatía es un timo y que es peligrosa porque se resisten a empezar otros tratamientos -por supuesto yo les dí la razón cuando decían que muchos médicos recetaban con demasiada rapidez antibióticos-)... Creo que todos me habéis entendido, ¡a mí no me dan envidia toda esa gente, yo estoy intentando vivir lo mismo que ellos vivieron!

    Un saludo a todos.

    PDT. Marta, gracias por decirnos donde está el Carnaval de Geología, completa muy bien el resumen. En mi modesta opinión creo que a ellos también les podría interesar este capítulo, por lo que te animo para que presentes tu resumen en el Carnaval que organiza @CarolusDixti.

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    1. Estoy de acuerdo contigo Juan Carlos. Somos unos afortunados por poder disponer de una herramienta como es internet que nos pone en la palma de la mano unos conocimientos que ya hubieran querido para si las sociedades científicas de otras épocas. Gracias a él podemos tener acceso a multitud de información en sus más diversas maneras (webs, blogs, videos... ). Además de la posibilidad de conocer aunque sea virtualmente a personas con intereses comunes a través de Twitter o estas tertulias que podemos considerar como una mini sociedad (aunque cada vez más grande) y quién sabe si algún dia organizamos un evento cuyo germen este aquí, puestos a imaginar...

      Saludos.
      Dan.

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  5. Muchas gracias a todos por vuestros valiosos comentarios. Es una gozada ver cómo con las opiniones de todos se enriquece el texto de Bryson.

    José Luis, totalmente de acuerdo contigo en el que el texto trasmite la idea equivocada de que dos siglos después, la nomenclatura geológica sigue siendo liosa. O al menos Bryson no lo deja claro. Explica con mucho detalle otras cosas y en esto pasa bastante por encima. Y lo mismo te digo de la historia de Louis Agassiz y el descubrimiento de las glaciaciones cuaternarias. Supongo que algo de “chauvinismo” británico habrá por medio. En el libro que os comento en el texto le dedican tiempo suficiente, ya que el descubrimiento de las épocas glaciares fue una de las grandes controversias geológicas.

    En cuanto a la relación de iglesia/religión con estos avances, que tanto Santos como Dolores comentan… Buff, creo que daría para unos cuantos ensayos…: había de todo, desde clérigos “razonables” en su interpretación de la Biblia, del estilo de Buckland hasta grandes científicos en sus campos (como Georges Cuvier o el propio Agassiz) que luego eran fijistas, catastrofistas y creacionistas. Cuando el arzobispo Ussher hizo su “arqueología bíblica” para deducir la edad de la Tierra, no estoy segura de que tuviera la intención de hacer ciencia ;o). En cualquier caso, el conocimiento científico avanzaba imparable en el siglo XIX, no sólo en Geología.

    Y también me ha gustado el comentario de @2qblog. Estoy de acuerdo que se cuenta poco que ya en tiempos antiguos, y dependiendo a quien se le preguntara, sabían que la Tierra era redonda, que era muy vieja, o que “estas grandes piedras del valle las ha dejado aquí el hielo que ahora está allí arriba”, que era lo que le comentaban a Agassiz los agricultores y ganaderos suizos cuando estaba investigando en los Alpes. Ellos tenían claro que el hielo había dejado allí esos restos.

    Cierto es también que el nacimiento de las sociedades científicas tiene lugar en este contexto del s XIX, y aunque yo no lo he citado mucho, para eso los comentarios de este blog son tan importantes como los textos en sí, ¿no? :-P
    Tomo nota de la idea de incluir el post en el Carnaval de Geología, ahora lo mando a ver.

    ¡Saludos!

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  6. Muy buenas, lo primero dar la bienvenida a Marta a esta familia que cada vez se va haciendo más grande (además como eres geologa luego aprovecharé para hacerte una pregunta, je,je,je). Y como no, felicitarte por tu estupendo resumen.

    Leyendo el capítulo y descubriendo a Hutton con su enorme inteligencia y capacidad para interpretar los procesos que conformaron la tierra pero siendo incapaz de exponerlos de manera no ya atractiva sino al menos comprensible, me he acordado de ciertos profesores que tuve. Como muchos de vosotros sois docentes podréis aportar más puntos de vista a lo que voy a exponer. Me refiero a profesores que he tenido en alguna ocasión de los que no puedo dudar de sus conocimientos pero si de su falta de capacidad de transmitir las ideas. Ya no solo era que no hicieran atractiva la clase (aunque entiendo que esto es dificil y sin quitar la culpa atribuible a los alumnos que puedan torpedear la clase) sino que ni siquieran eran capaces de transmitir de manera entendible los conocimientos. Creo que todos habremos tenido experiencias de este tipo.

    Otro aspecto del capítulo que me ha llamado la atención, y que ya ha resuelto Jose Luis, ha sido el "lio" de la nomenclatura geológica. Pero lo bueno de leer un libro entre muchos es el de poder ir ampliando. Gracias Jose Luis.
    Y aquí viene mi pregunta para Marta... Hace tiempo me inicie en el mundo de los minerales, fui comprando y comprando y me hice con una colección interesante (modesta, claro) pero al mismo tiempo intentaba aprender y entender, clasificarlos etc... y aquí es donde caí en el abismo. Cuanto más "investigaba" más clasificaciones encontraba con datos contradictorios, de tal modo que minerales que en algunas formaban un grupo aislados en otras eran subgrupos. No se si era por que algún libro o fuente pudiera no estar actualizado y realmente existe una clasificación "oficial" o alguna internacionalmente aceptada. Pero como ya tenemos a Marta pues espero desempolvar mis cajas de minerales.

    El tercer punto que quiero comentar es la admiración ante William Thomson (alias Lord Kelvin para desesperación de algunos hasta que descubren que es la misma persona), admitido en la universidad a los diez años y con un curriculum abrumador y con una cantidad de descubrimientos a sus espaldas. Y ahora como hoy estoy preguntón os pregunto: ¿Conoceis alguna biografia suya o en su defecto algún libro donde le dediquen unas paginas? Estoy enganchado a las biografias, Jose Luis me ha recordado la de Darwin que tengo pendiente.

    Un abrazo a todos.
    Dan.






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    1. Es verdad hay gente con unos conocimientos enormes incapaces de transmitirlos, me recuerda al profesor de física de la universidad, sabía muchísimo y el pobre hombre se desesperaba porque la mayoría no conseguía los resultados que él esperaba. No había quién entendiera lo que contaba. Todo lo contrario le pasaba al de bioquímica, un pedagogo nato, podía hacer que disfrutáramos con el ciclo de Krebs. Ah... y hablando de geología Francisco Anguita, con el que empiezo un curso el lunes.

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    2. Evité comentarlo porque discrepaba en algunas cosas más de las que señalas y no tenía mucho ánimo para la polémica, había cosas con las que estoy de acuerdo. Creo que un buen profesor debe ser sensible a las necesidades de sus alumnos, tratar de mantener su atención, su interés, motivar. Todo esto es difícil, más si en un aula hay 30-36 alumnos muy heterogéneos y los medios son escasos. A pesar de ello conozco muchos profesores implicados al máximo. No creo que se deba ser profesor al 100%, hay más cosas. Todas ellas te enriquecen, te ayudan a ampliar, conocimientos, sensibilidades y a desconectar, para poder retomar con más fuerza es trabajo tan denostado últimamente, pero con el que seguimos disfrutando. Es verdad que somos muy pesados, la mayor parte del tiempo libre lo pasamos preparando, tramando y componiendo actividades.

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    3. Ser profesor el 100% del tiempo es una cuestión de vocación, de que uno no puede hacer el papel de profesor cuando está en el aula, y en cuanto sale se desentiende. A eso me refiero. No a hacer horas de más porque sí, sino que si alguna vez es necesario dilatar una clase o resolver dudas fuera de horario, se hace, porque por cuestión de vocación a los profesores nos resulta inevitable.
      Evidentemente hay más cosas de las que disfrutar en la vida, y que gracias a ellas recuperamos la perspectiva y a veces las ganas para seguir adelante. Tener una pasión no implica no tener muchas otras. Todas ellas nos definen el 100% del tiempo.

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    4. Mucho me temo, CuantosyCuerdas, que no voy a poder ayudarte demasiado con lo de los minerales... Me pasa a veces, y supongo que a los biólogos también, en plan, ¿eres biólogo? ah, pues ¿qué planta es esta? A mi con los minerales y las rocas, de las que tengo un conocimiento geológico general, claro, pero no especializado. Yo soy de "Externa", como se decía antes, se mucha más geomorfología y paleontología que mineralogía. En cualquier caso, la Guía de Minerales y Rocas que tengo, la de Grijalbo (http://pictures2.todocoleccion.net/tc/2010/01/22/17103215.jpg) me parece muy buena, la compré en la carrera y es la que siempre que he necesitado he usado. La mine en la carrera era un horror sistemático y memorístico (menos la identificación al microsopio, eso molaba), así que mucha afición no se levantaba, la verdad. En cualquier caso, me suena que se usaba la de Strunz, y supongo que algo parecido se seguirá usando. Si tienes mucho interés puedo tirar de alguno de los contactos en la uni, y preguntar en el área de mineralogía :)
      Siento no ser de más ayuda...

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    5. Tienes razón Deborah, es muy difícil dejar a un lado las cosas que pasan con los alumnos, muchas veces me han dicho en casa lo de: estás más pendiente de tus alumnos que de nosotros, pero es bueno desconectar, aunque sea difícil, se trabaja con personas.

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  7. Hola a todos, excelente resumen. Os comento mis impresiones:

    Lo que más ha llamado mi atención, el interés que despertaba la geología en esa época. El autor nos habla de más de 2000 personas en las charlas de Lyell en Estados Unidos. Lo que me recuerda muchísimo también las chsrlas de Davy. Y me hace preguntarme sobre qué mecanismos son los que despertaron ese interés de la sociedad por temas científicos.
    En segundo lugar, la aparición de esta Sociedad Geológica. Y su tremendo éxito. Me llama la atención la gran labor de las sociedades científicas dela época, la Royal Institution, la Royal Society y la Geological Society. También recuerdo la aparición de una sociedad científica en Francia, pero no su nombre. El paralelismo que ve @2qblog con la situación divulgativa actual es evidente. Lo que me lleva a plantearme qué razones han llevado a que se respire un aire tan pesimista en algunos sectores del panorama divulgativo.

    Bueno, hasta aquí llego que con la tablet me resulta muy pesado escribir, saludos!

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  8. Reconozco que empecé a leer este capítulo con muchas ganas, pero con dudas, sabiendo que mis experiencias con la geología se remontan a hace unos pocos años y que empezaron por esa relación enseñanza-aprendizaje que se establece con los alumnos, que se da en ambos sentidos, que tantas veces nos enriquece y nos hace cambiar la percepción que tenemos de las cosas. Hasta ese momento la Geología era para mi algo complejo y no demasiado atractivo. He descubierto, con mucha satisfacción, a una Marta experta en la materia, pero curtida en la docencia y eso se nota, me ha gustado el resumen por lo que aclara y me ha sorprendido el comentario de José Luís. Me estoy dando cuenta de lo valiosos que sois los tertulianos. Esto me asusta, pero pienso seguir participando, lo mismo en unos años puedo presumir por ahí de haberme codeado con gente tan valiosa como todos vosotros (no es peloteo, es una realidad en cada capítulo, en cada debate, más palpable). Mientras escribía esto Juan Carlos y Marta han publicado algo en este sentido, lo veo ahora y coincido en lo importantes que son las reuniones, me dan envidia (mala, buena y malísima) los murcianos con sus continuos encuentros, el de Granada me pareció de lujo y he sentido muchísimo no ver a JAL en su charla el viernes en Madrid. Algo se mueve, es importante, que siga habiendo grupos que hablen y se reúnan para compartir ciencia, es un paso adelante para que los que vienen detrás sigan preocupándose por conocerla, difundirla y practicarla. ¡Qué rollista!
    Coincido con el capítulo y con alguno de los comentarios lo más farragoso, lo más difícil, son los períodos, las eras, y los nombres que se le han ido dando.
    Me impresiona ver cómo a lo largo de estos siglos, que preceden al vertiginoso avance de la ciencia, se van poniendo las bases para los grandes saltos que se darán en el siglo XX y los que están aconteciendo en el principio del XXI. El avance en tecnología nos ha hecho conocer muchas cosas, pero para ello ha tenido que haber mentes prodigiosas y personas tenaces, vale con un poquito de suerte, pero con un tesón inmensos. Newton no deja de sorprenderme.
    Cuando empezamos la tectónica de placas y la estratigrafía una de mis primeras cuestiones al grupo es. ¿Por qué se encuentran restos de animales marinos en las cimas del Himalaya? No van muy desencaminadas las respuestas que dan con lo que luego estudiáremos, entonces meto cizaña no sería por un diluvio, un deshielo... Como es la profesora la que lo dice, siempre hay alguien que busca una explicación acorde con lo propuesto, momento para cuestionar los programas de la tele, internet,... y hacerles ver que tienen capacidad para dudar de algo sea quien fuere el que lo planteé. Aquí volvemos a lo de formar mentes críticas que no se dejen engañar, al menos fácilmente, ni por la homeopatía, ni por nada que no sean capaces de analizar y discriminar.
    Cada semana más difícil estar a vuestra altura. Un placer poder aprender de tod@s.

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  9. Veo con alegría que este capítulo lo resume una profesional, y que además NO tiene en absoluto el defecto de Hutton para explicar las cosas, muy al contrario. Así que no voy a comentar nada científico.

    Sí me interesa comentar el aspecto social. Algún comentarista dijo antes que esos caballeros científicos tan encantadores y excéntricos le daban "envidia de la mala". ¡Toma, y a mí! Y sobre todo a la mayoría de la gente de su época, que tenían que matarse literalmente a trabajar por salarios de subsistencia, malviviendo en barrios obreros infectos donde la esperanza de vida no llegaba ni a 20 años.

    Por supuesto los gentlemen no eran personalmente culpables de esta situación, y Bryson cita el caso de alguno que fue perseguido por sus ideas socialistas (hubo bastantes más). Y aún más cierto es que en países como España había también mucha desigualdad y los privilegiados no se dedicaban a tareas tan nobles como la ciencia, con poquísimas excepciones.

    Nos asombra que en lugares como Atenas o Edimburgo, que ahora apenas se considerarían más que pueblos, se produzca de repente un "siglo de oro" en el que docenas de genios cambia el rumbo de la humanidad, ellos solitos. ¿Qué pasa, son mutantes? No, claro. Lo que ocurre es que en estas épocas hay una pequeña parte de la población, quizá sólo unos centenares o unos pocos miles, que reúne ciertas condiciones: tienen la riqueza suficiente para hacer lo que quieran, no ambicionan especialmente el aumentarla, y no consideran digno limitarse a vivir la vida loca, sino que se sienten obligados a tener una ocupación propia de caballeros. Éstas son, casi siempre, la guerra, la política, la religión y, sólo en ocasiones, el conocimiento y la ciencia. Y entonces se produce el florecimiento.

    Esto demuestra que la genialidad no es algo tan extraordinario, un gen raro que tiene una persona entre un millón. Posiblemente una persona de cada cien podría ser un genio si tuviera las oportunidades y los incentivos adecuados, que son lo que realmente no abunda. En esa época, muchos gentlemen británicos tuvieron ambas cosas.

    Ahora las cosas son distintas, claro. Por una parte, ser rico parece ser una ocupación a tiempo completo. Por otra, la investigación científica necesita llevarse a cabo dentro de instituciones que son meritocráticas, o sea, que prácticamente cualquiera que tenga talento y sienta entusiasmo por una profesión difícil, desagradecida y mal pagada puede llegar a ser científico. Se ha perdido el romanticismo de la ciencia del siglo XIX, pero en conjunto creo que salimos ganando en muchos aspectos.

    Creo que me estoy enrollando ya un poco, así que hasta luego y gracias.

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    1. Touché! Lo cierto que al leer los gentlemen, pensé inmediatamente en los presocráticos ;)

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  10. Un gran resumen. La verdad es que la geología es un campo totalmente desconocido para mi. Bueno, la tuve en COU y me acuerdo de una pregunta de selectividad que era: Placas tectónicas. Sin más XD

    La verdad es que era una asignatura que me gustaba, pero ahí se quedó. En cuanto a lo que se ha dicho sobre el interés por las charlas de geología, o las que realizaba Davy, hay que tener en cuenta que hablamos de una época en la que entender la ciencia del momento era más o menos asequible para mucha gente. Normalmente en esa época se trataba de gente adinerada. En la actualidad, las investigaciones pueden llegar a ser tan específicas que solo unas cuantas personas en todo el planeta las entenderían.

    Davy hacía demostraciones de los últimos descubrimientos de la química. Demostraba delante de un auditorio como el diamante estaba formado por el mismo compuesto que el carbón. Y la gente podía llegar a entenderlo con facilidad.

    La especialización y el avance de la ciencia ha provocado que la ciencia puntera se escape a la sociedad, se necesita una muy buena base académica y estar muy al tanto de un campo para poder comprender los últimos avances.

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  11. Fantástico libro. Durante una época se convirtió en mi estándar a la hora de hacer regalos de cumpleaños. Tan sólo quería hacer una aportación acerca de la datación de la edad de la Tierra.

    A propósito de todo esto, es importante recordar una reflexión de Steven J. Gould acerca de la datación del obispo Usher. Este hombre suele ser ridiculizado por el procedimiento empleado para datar la edad de la Tierra. Se hace así porque se olvida que el obispo no intentó más que emplear los medios a su alcance para, de una forma honesta, resolver un problema que requería una respuesta. Hay que tener en cuenta que, en contra del criterio extendido entre la gente, es imposible hacer ciencia exclusivamente a partir de datos: la mente humana organiza estos datos dentro de un contexto previo, pues es lo único que les aporta sentido. En la época del obispo Usher, la creación por Dios constituía la doctrina de pensamiento dominante, del mismo modo que la tectónica de placas puede ser el paradigma actual. Así, Usher empleo la Biblia como una herramienta o prueba más. El hecho de que a posteriori una doctrina se demuestre errónea no convierte automáticamente en necios a todos los la que defendieron. Desde este punto de vista, el error de Usher puede ser juzgado tan grave (o no) como el de Lord Kelvin, pero ambos constituyeron diferentes aproximaciones al problema. El hecho de que Lord Kelvin tenga un histórico de aportaciones científicas tan destacado no aplica a la cuestión, salvo que adoptemos como criterio el argumento de autoridad, que tanto daño ha hecho a la Ciencia.

    Por cierto que Gould realizó a los largo de sus ensayos toda una serie de reivindicaciones de científicos denostados por tiempos posteriores en razón de las ideas de que defendieron, siempre que su pensamiento tuviese una base de honestidad intelectual.

    Un saludo para todos.

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    1. Un comentario muy interesante, ¡gracias! Y añado una cita de Patricia Fara: "Las ideas antiguas pueden actualmente parecer extrañas, pero merecen un tratamiento serio, porque las mantenían de forma sincera algunos hombres y mujeres de excepcional inteligencia."

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