Bill Bryson empieza el capítulo dejando claro que los científicos presentan los mismos defectos que el resto de los seres humanos: les cuesta cambiar de opinión (sus ideas radicales ponían en entredicho las bases de la disciplina), pueden ser sectarios (Wegener era meteorólogo, Dios santo. Un hombre del tiempo… un hombre del tiempo alemán)…
El caso es que la teoría de los movimientos terrestres, primero propuestas por Frank Bursley Taylor (1908) y después asumida/apropiada y mejorada por Alfred Wegener, no fue aceptada en un principio, y eso que dicha teoría contaba con numerosas pruebas experimentales (fósiles idénticos entre distintas zonas del mundo separadas por océanos, fósiles asociados a climas distintos a donde son encontrados, “encaje” de las costas de algunos continentes…)
Tampoco tuvo más suerte Arthur Colmes que sugirió las corrientes de convección del interior de la Tierra debidas al núcleo caliente (en 1950, una votación puso de manifiesto que aproximadamente la mitad aceptaba la idea)
Harry Hess, usando investigaciones oceánicas, explicó como se formaba y como desaparecía la corteza terrestre y lo expuso en un importante artículo que fue casi universalmente desdeñado.
Y por fin en 1964, con las pruebas aportadas por los estudios magnéticos de las rocas, y la interpretación que de ellas hicieron en 1963 Drummond Matthews y Fred Vine, se aceptó que el suelo terrestre estaba en movimiento (La Tierra, convinieron todos los participantes en el simposio, era un mosaico de segmentos interconectados cuyos formidables y diversos empujes explicaban gran parte de la conducta de la superficie del planeta).
La teoría es tan potente que incluso se relacionan estos movimientos con la evolución de la vida (resultaría difícil creer que el movimiento continuo de las placas tectónicas no tiene ninguna influencia en el desarrollo humano). Aunque obviamente no está todo resuelto y todavía quedan flecos que concretar.
La teoría es tan potente que incluso se relacionan estos movimientos con la evolución de la vida (resultaría difícil creer que el movimiento continuo de las placas tectónicas no tiene ninguna influencia en el desarrollo humano). Aunque obviamente no está todo resuelto y todavía quedan flecos que concretar.
¿Y cómo está la cosa ahora? La gran mayoría de los geólogos (por no decir todos) lo tienen claro (y la Ciencia en general también) pero quedaron algunos que no quisieron cambiar, que le vamos a hacer, los científicos presentan los mismos defectos que el resto de los seres humanos (todavía en 1980, un geólogo estadounidense de cada ocho no creía aún en la tectónica de placas)
Pero no solo existen geólogos cabezones, queda mucha gente no científica en países como Estados Unidos que aún desprecian explicaciones como esta
Pero no solo existen geólogos cabezones, queda mucha gente no científica en países como Estados Unidos que aún desprecian explicaciones como esta
Y ahora el debate:
Quiero que sepáis que me están resultando muy formativos todos los debates que se están produciendo alrededor de la figura de Bill Bryson como divulgador. Por cierto, tengo la sensación de que nuestros debates se anticipan a debates en la red. Se que mi mente me engaña, antes también estaban pasando, lo que pasa es que ahora estoy más atento, pero ¿es qué no se parece lo que nosotros estamos/estábamos haciendo con Bill Bryson con lo que se está haciendo con Cosmos (se analiza el estilo, los posibles errores...)?
Yo creo que estos debates son muy productivos porque nos ayudan a mejorar. Cuestionamos si es productivo o no ser muy rigurosos, analizamos distintas formas de acercar la Ciencia a otras personas, determinamos de qué manera queremos hacerlo nosotros…
Por eso mi primera pregunta va sobre una cosa que ya nombró Epicureo: ¡quiero hablar de los traductores (y de los editores)! Ellos son una pieza clave en la divulgación, tal y como se resalta en este post de @molinos1282 que leí el jueves pasado “Aplausos para el traductor” y que os aconsejo que leáis. ¿Y por qué en este capítulo sacó este tema? por el título "La Tierra se mueve", el título original es “The Earth Moves”:
¿Puede ser que el editor de Bill Bryson cambiara The earth moves por The Earth Moves (el texto en inglés lo podéis leer aquí) y si lo cambió sería más correcta la traducción paralela que os propongo “El suelo terrestre se mueve”? ¿Puede ser que no esté bien traducido porque tal y como se puede leer aquíesa composición la usan para las placas tectónicas (mirar foto del principio del resumen)? ¿Puede ser que el autor quisiera jugar con el doble sentido?... ¡Vete tú a saber!, ¿Qué opináis vosotros?
También me vale este tema del título para tratar otro asunto que creo que es de vital importancia para la divulgación, el título (y los resúmenes, y los tweet…) asociados a un texto divulgativo científico. ¿Qué importancia le dais a esas pequeñas composiciones literarias (títulos, tweets…) que pretenden llamar la atención de los posibles lectores? Por cierto, a mí me ha parecido desafortunado el título del capítulo en la versión española.
Y centrándome en el contenido del capítulo. Está muy bien que Bryson deje claro que los científicos pueden llegar a ser cabezones pero, ¿resalta de igual manera que al final el método científico minimiza los errores de los seres humanos y acaban triunfando las pruebas? ¿No debería de ser uno de los objetivos de toda divulgación que toque estos temas decir que el único principio de autoridad que reconoce la Ciencia es el asociado a las pruebas? No olvidemos que se puede inducir a pensar que la Ciencia se mueve por creencias y no por pruebas
Terminando. No soy un experto en nada, y mucho menos en tectónica de placas, así que lo último es una petición para que si alguien conoce datos que nos amplíe la información ofrecida por el capítulo, o si alguno ha detectado algún error, que lo comente, PLEASE!!!!
Bueno, si que conozco un enlace, es a un artículo en JoF#12 que hizo Marta (@Ikutram): "Buques de perforación oceanográfica. Historia y logros"
Bueno, si que conozco un enlace, es a un artículo en JoF#12 que hizo Marta (@Ikutram): "Buques de perforación oceanográfica. Historia y logros"
Por cierto, que conste que el capítulo me ha encantado.